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Posición de MCN: La deportación no debe poner en peligro la salud de los deportados

En las últimas semanas, muchos artículos periodísticos han puesto a la luz pública deportaciones que ponen en peligro la salud de los niños, bien al ser deportados o abandonados, interrumpiendo sus cuidados de salud y poniendo en riesgo sus vidas. Estos son algunos ejemplos recientes: 

  • Un niño de cuatro años con una forma rara de cáncer metastásico fue deportado a Honduras y expulsado del país sin que se consultara a sus proveedores de servicios de salud y sin sus medicamentos. A pesar de que se alertó al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de las condiciones del niño, se negaron a consultar a sus proveedores de servicios de salud. El niño es ciudadano estadounidense.
  • Un niño de un año con un trastorno convulsivo, que aún toma pecho, fue separado de su madre al ser deportada. El niño es ciudadano estadounidense.
  • Una niña de 10 años que se recuperaba de un cáncer cerebral fue deportada a México. Su familia,  intentaba ir a una cita médica de urgencia cuando los detuvieron en un punto de control de inmigración. Según la madre, la niña sigue sufriendo de un edema cerebral que le afecta el habla y la movilidad. La niña es ciudadana estadounidense. 
     

Estas acciones son crueles e innecesarias y amenazan directamente la salud física, emocional y mental de niños vulnerables. Para estar claros, estos pocos casos probablemente han salido en las noticias porque las familias tenían los recursos y el estatus migratorio para buscar una rectificación legal. No se sabe cuántos niños con necesidades médicas urgentes han sido detenidos, deportados o abandonados al momento de la deportación de sus padres. Las familias que carecen de representación legal, de recursos económicos para obtenerla o de un estatus migratorio seguro, probablemente duden plantear abiertamente sus preocupaciones por miedo a represalias. 

Estos casos de negligencia grave con respecto a la salud de los niños en el momento de mayor fragilidad desde el punto de vista médico, apunta hacia una problemática aun mayor que es el impacto peligroso y significativo que tienen las detenciones y las deportaciones en la salud física y mental. Los derechos fundamentales de todo ser humano como el derecho a la atención en salud, deben respetarse aun en el caso de detención o deportación. 

“La atención médica es un derecho de todo ser humano", dijo Laszlo Madaras, MD, MPH, director médico ejecutivo de la Red de Proveedores de Servicios de Salud para Migrantes (MCN por sus siglas en inglés), quien como médico de familia ha atendido a cientos de familias migrantes y quien como niño refugiado emigró a Estados Unidos. "Debemos asegurarnos de que cualquier persona que esté bajo el cuidado de nuestros sistemas de deportación o detención goce de sus derechos humanos básicos, ya sea que tengan una tarjeta verde o una tarjeta dorada o que no tengan ninguna tarjeta.”

A nivel individual, como en el caso de estos niños, los procedimientos de deportación deben incluir vías alternas que le den prioridad a las necesidades de salud urgentes. El permiso humanitario, la acción diferida y otras medidas de asistencia pueden ayudar a mantener la continuidad de los cuidados de salud. La Red de Salud de MCN, que ofrece la navegación virtual de casos, puede ayudar a asegurar estos cuidados de salud. Sin estas salvaguardas, las personas con enfermedades potencialmente mortales pueden ser deportadas a países y regiones donde no hay tratamientos adecuados, convirtiendo la aplicación de las leyes de inmigración en una sentencia de muerte.

En todo nuestro sistema de inmigración, las detenciones en masa y las deportaciones pueden tener repercusiones graves y duraderas en la salud física y mental de las familias inmigrantes. Estas prácticas interrumpen a menudo el acceso a servicios médicos esenciales, agravan los problemas de salud existentes y provocan un profundo estrés psicológico. Los centros de detención suelen ser inseguros para las personas con necesidades médicas y la amenaza constante de deportación puede desanimar a las familias a buscar los cuidados de salud que necesitan por miedo. Respetar los derechos humanos en la aplicación de las leyes de inmigración no es sólo una obligación legal o ética; sino que además es necesario para evitar daños profundos en las personas y comunidades vulnerables. 

 

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