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La Red de Proveedores de Servicios de Salud para Migrantes (MCN, por sus siglas en inglés) se solidariza con las comunidades estadounidenses de origen asiático y de las islas del Pacífico, los trabajadores sexuales y las víctimas en Atlanta

Migrant Clinicians Network Stands in Solidarity with AAPI Communities, Sex Workers, and Victims in Atlanta

Migrant Clinicians Network (La Red de Proveedores de Servicios de Salud para Migrantes, MCN, por sus siglas en inglés) está de luto con las familias de las ocho personas asesinadas en Atlanta esta semana durante un tiroteo masivo que parece haberse dirigido principalmente a miembros de la comunidad estadounidenses de origen asiático y de las islas del Pacífico (AAPI, por sus siglas en inglés). Los asesinatos enfatizan cómo en Estados Unidos las mujeres asiáticas son frecuentemente cosificadas y sexualizadas, lo que las hace vulnerables a la violencia. Los primeros informes indican que el atacante afirmó que apuntó a estos salones de masajes debido a una adicción sexual, una "tentación que quería eliminar", insinuando que los salones ofrecían servicios sexuales, aunque esto no está confirmado.  Las personas trabajadoras sexuales carecen de protecciones legales básicas para mantenerse seguras en el trabajo y, como resultado, enfrentan numerosos problemas de salud que se superponen, incluida la violencia en el lugar de trabajo. Si bien los detalles aún están emergiendo, está claro que este tiroteo coincide con el aumento de la violencia contra los asiáticos que se ha producido desde que comenzó la pandemia y sus víctimas han sido las poblaciones vulnerables que carecen de protecciones básicas. Nos solidarizamos contra el racismo y condenamos enérgicamente esa violencia y ese odio.

“MCN condena enérgicamente los sentimientos anti asiáticos que están creciendo y que probablemente han contribuido a este terrible acto de violencia”, dijo Karen Mountain, directora ejecutiva de la Red de Proveedores de Servicios de Salud para Migrantes. “Todas las personas deben sentirse seguras en el trabajo, seguras en sus comunidades, seguras en su casa. El racismo no tiene cabida en nuestras comunidades”.

Esta tragedia tendrá consecuencias para la salud, no solo en Atlanta, sino en todo el país. El racismo es un determinante social de la salud.  Esto va más allá de los efectos directos de los delitos de odio. El racismo, el sexismo y la discriminación están estrechamente relacionados con las desventajas sociales, ambientales y económicas, que aumentan el riesgo de numerosos problemas de salud, desde la depresión clínica hasta la obesidad y las enfermedades cardíacas. El racismo estructural y los prejuicios raciales siguen siendo rampantes en los sistemas de salud, lo que genera discriminación dentro del propio sistema de salud y, en algunos casos, da como resultado una atención más deficiente para los pacientes que no son blancos.

“El racismo y los sentimientos contra los trabajadores sexuales van de la mano: ambos degradan la vida de algunos y elevan a otros”, aclaró Mountain. “Todas las personas, independientemente de su raza, origen étnico, estatus migratorio, ocupación, orientación sexual, merecen sus derechos humanos básicos, merecen estar a salvo de la violencia. Como nación, debemos esforzarnos por poner fin a esa violencia para que todos podamos llevar una vida segura y saludable”.

 

 

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