Lorin Kerr Award - Discurso de agradecimiento: Marysel Pagán Santana, DrPH, MS
Discurso de agradecimiento
Lorin Kerr Award
APHA Annual Meeting 2021
27 de octubre de 2021
Buenas tardes. Me emociona estar en este espacio con ustedes y recibir este reconocimiento. Primero quiero agradecer a la asociación americana de salud pública y su sección de salud y seguridad ocupacional. El espacio y ambiente de bienvenida que crean para los profesionales jóvenes es inigualable. Desde que me he integrado, en aquella conferencia en New Orleans en el 2014 como estudiante doctoral, he visto la energía y el entusiasmo con el que reciben e incluyen a las nuevas y futuras generaciones de profesionales de la salud pública en las gestiones de abogacía, planificación y gestión por la salud. Sin duda, la experiencia y las redes que provee este espacio fueron y son parte esencial de mi desarrollo y lo que dio paso a mi integración a Migrant Clinicians Network (MCN). Sin duda, el inicio perfecto del camino profesional que he recorrido y que deseo continuar. Antes de hablar del ahora, quisiera compartir un poco de como llegué aquí.
Mucha de la energía y pasión por la abogacía relacionada a los trabajadores es resultado de una crianza activa en la lucha de y por los trabajadores. Mis padres, ambos trabajadores unionados del sector público (una maestra y un analista de datos), inculcaron en mí y mis hermanas el luchar por la justicia laboral, por las poblaciones vulnerabilizadas y menos favorecidas; por lo que era correcto. En aquel momento no entendía bien el concepto de derechos laboral. Tampoco entendía cómo era posible que una persona pudiera enfermarse por trabajar. No lo entendía, pero lo veía en mis padres, a través del estrés, agotamiento, refriados y dolores de espalda; que ahora entiendo eran trabajo no pagado, espacios de trabajos no adecuados, enfermedades infecciosas en oficinas con ventilación inadecuada y problemas ergonómicos por cargas pesadas o equipo inapropiado. Con el pasar del tiempo lo vi como norma, nosotros luchamos y a lo mejor alguien nos ayuda. No sabía que había personas dedicadas a apoyar a los trabajadores y a buscar soluciones prácticas para estos problemas.
No siempre supe que quería trabajar en el área de salud pública y salud de los trabajadores. El primer momento clave fue una clase de manejo de emergencias ambientales cuyo foco principal era la protección de los primeros respondedores. El momento “ajá” de descubrir que podía hacer de mi interés por la salud de los trabajadores una profesión fue cuando le pregunté al profesor qué estudiaba la persona que repartía los capacetes. Yo quería ser esa persona. El resto fue un proceso de culminar cursos y solicitar a escuelas graduadas que me dieran la oportunidad. Con el deseo de que esa oportunidad no me obligara a salir de mi País (y de eso les hablo un poco mas adelante). Logré entrar a la Universidad de Puerto Rico y a su programa de higiene industrial. encontrándome allí una serie de mentores y teniendo oportunidades de impactar comunidades mientras culminaba los grados. Y la universidad en la manera mas curiosa me devolvió al mismo lugar desde donde había por primera vez observado ambiente laborales insalubres, las escuelas. A través de una subvención Susan Hardwood tuve la oportunidad de adiestrar en aquel momento a directores, maestros y empleadas de comedor escolar. Cada experiencia de adiestramiento era el recordatorio de que los ambientes no eran apropiados para estos trabajadores. En particular recuerdo una conversación con una empleada de cafetería en la que me hablaba de qué tan pesados eran los instrumentos que utilizaban y el miedo que tenían de que en algún momento les cayeran sobre sus pies. Explicando la razón por la que continuamente se encontraban en posturas incómodas para evitar ese accidente. Las oportunidades que me presentó la Universidad de Puerto Rico en mi formación no se limitaron a experiencias académicas en un salón de clases, sino que fueron más allá. Lo considero parte medular de porque pude continuar aprendiendo a abogar por los sectores y a trabajar con las comunidades.
Dentro de este espacio que se llamó universidad pude ver distintos aspectos de las inequidades sociales, el rol de los profesionales de la salud y establecer vínculos con otros profesionales de la salud que rápidamente resultaron ser sumamente beneficiosos. Durante mi trayectoria como presidenta del consejo general y miembro de la junta de gobierno de la universidad tuve la oportunidad de unirme a otros procesos de abogacía y lucha por lo que considero justo. Las redes que construí durante mis estudios universitarios fueron esenciales al momento de abogar por la protección de los trabajadores esenciales, en especial los maestros, durante esta emergencia de salud pública (COVID-19). Aquellos profesores y estudiantes, ahora profesionales jóvenes al igual que yo, se unieron en respuesta desde distintos frentes. Uno de ellos la Mesa Social, organización que agrupa diversos grupos en defensa de los trabajadores y las poblaciones vulnerabilizadas; y el otro el grupo que conformó lo que en un momento conocimos como el Sistema de Vigilancia Escolar y Sistema Municipal de Investigación de Casos y Rastreo de Contactos. Ambos grupos crearon frentes significativos en la defensa y protección de los trabajadores en Puerto Rico. Esta colaboración me permitió ofrecer mi apoyo en la gestión y abogacía por escuelas salubres. Gestión que continua y que continuará en colaboración con las uniones magisteriales.
De las oportunidades de crecimiento que he ha fomentado la emergencia del COVID-19 es poder enlazar mi conocimiento y experiencia con las luchas de estos grupos y comunidades. No existe momento más satisfactorio para mi que poder dar soluciones prácticas que fomenten la salud de los trabajadores. Esto es cierto con otras poblaciones con las que también colaboro, como los obreros agrícolas en Puerto Rico quienes también sufren de inequidades e injusticias en sus lugares de empleos y quienes luchan diariamente por aportar a la seguridad alimentaria del país sin garantías y protecciones que los mantengan saludables. No puedo dejar de enfatizar el rol intrínseco que tiene la educación en estas gestiones, en especial cuando hoy los espacios que dan paso a profesionales como yo están siendo limitados, los profesionales jóvenes no tienen alternativas más que migrar para poder conseguir empleo digno, y los trabajadores esenciales ven sus derechos y seguridades económicas desaparecer.
Cuando comencé a ejercer en el campo de la salud pública Puerto Rico, no solo se encontraba en procesos de respuesta y recuperación a desastres naturales, sino que también intentaba e intenta recuperarse de desastres económicos y políticos causados por el hombre. La intersección de la precariedad política con estresores ambientales ha sido un golpe fuerte para los estudiantes, maestros, profesionales jóvenes, poblaciones desventajadas y trabajadores esenciales. La educación pública, a través de las uniones magisteriales y la Universidad, ha sido un frente consistente en la lucha por la justicia laboral y espacios de trabajos dignos y seguros. Como determinante social de la salud, es evidente que la implicación directa del menoscabo educativo es una población con mayores dificultades e inequidades en salud. Se me hace imposible colocarme frente a ustedes sin hacer un llamado a apoyar a los trabajadores, profesores y profesionales en formación en la lucha por un financiamiento adecuado para continuar proveyendo educación accesible y de calidad. Sin ellos, yo no hubiese podido alcanzar el logro que estamos celebrando esta tarde. Aprovecho también para agradecer aquellos que de una forma u otra apoyan las gestiones de recuperación y abogacía por los trabajadores y las comunidades en Puerto Rico, como lo es Migrant Clinicians Network. No existe mejor espacio de trabajo que aquel cuya fuente de energía para continuar es la vocación. MCN no solo se ha unido en la lucha por la justicia laboral y lugares de trabajo seguros en Puerto Rico, sino que también ha provisto el espacio para que jóvenes profesionales y talentosos en la Isla permanezcan en ella y se unan a su misión organizacional. permitiéndonos aportar desde el Caribe hacia los EU a la vez que nos apoya en las gestiones locales.
Finalmente, quiero hacer un ultimo agradecimiento. Y pido disculpas a aquellos que tal vez puedan tener dificultad con el español. Agradezco a mis padres, por fomentarme el sentido de justicia por los derechos y empatía por los mas vulnerables. A mis hermanas, mi pareja y amistades quien siempre han sido fuente de ánimo, apoyo, consuelo y acompañamiento. Y a mis sobrinos, en especial a Adrieliz Nicole, que son un recordatorio constante del por qué no debemos dejar de luchar y abogar por mejores condiciones de vida.