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Hace calor, pero ¿tienen que morir los trabajadores por esto?

Hace calor, pero ¿tienen que morir los trabajadores por esto?

[Nota del editor: Este es el primero de una serie de artículos que publicaremos durante el verano sobre el impacto del calor en las comunidades a las que servimos]

El mes más caluroso que jamás se haya registrado ha sido el mes de junio del 2023. También, el pasado lunes, 3 de julio, fue el día más caluroso que se ha visto en este planeta hasta que se batió dicho récord el día martes y, el día jueves, se vivió el día más caluroso de la historia, culminándose así con los cuatro días consecutivos más calurosos de la Tierra en los últimos 120.000 años. Lo curioso es que probablemente usted no se haya enterado de esto porque batir este tipo de récords era demasiado trivial o mundano para quienes deciden qué se publica durante el ciclo de noticias. Mientras tanto, los océanos -en particular el del Atlántico Norte- se están calentando de manera aterradora y sin precedentes. Y esto usted no se lo está imaginando; estamos batiendo récords una y otra vez. Este año, la crisis climática está colisionando con El Niño, un fenómeno de corrientes oceánicas más calientes en el Océano Pacífico que aumentan las temperaturas y, que a su vez, puede hacerse más frecuente debido al cambio climático. Sin embargo, aunque batir récords se esté convirtiendo en algo normal, esto no nos puede llevar a ser complacientes con la situación.

""No es un récord que debamos celebrar— es una sentencia de muerte para las personas y los ecosistemas", afirmó Friederike Otto, meteorólogo del Instituto Grantham - Cambio Climático y Medio Ambiente en el Imperial College London.

El calor mata y no todo el mundo está expuesto al calor extremo de igual forma. En Estados Unidos, las personas de color que trabajan al aire libre y que ganan los salarios más bajos, son quizás los trabajadores más expuestos al calor y muchos mueren por ello. A los trabajadores agrícolas, los jornaleros y los obreros de la construcción a veces no se les da la oportunidad de ponerse bajo la sombra, descansar o hacer pausas para tomar agua y, cuando se trata de la insolación, muchas veces ni se toman en cuenta a los que trabajan en sitios cerrados sin aire acondicionado, como los trabajadores de almacenamiento y reparto. Durante la reciente "cúpula o domo de calor" en Texas, Eugene Gates, trabajador de la oficina de correo postal de Dallas, y Felipe Pascual, trabajador de la construcción en Houston, murieron de agotamiento por calor. En este verano probablemente ya miles de trabajadores  han sufrido de insolación, donde factores como la carga de trabajo, su duración, la forma de pago del mismo y otras  condiciones precarias de trabajo se asociaron a las enfermedades relacionadas con el calor entre los trabajadores agrícolas. Con el aumento del calor, miles más enfermarán o morirán.     

Y quienes tienen la responsabilidad de crear las regulaciones no están respondiendo a la misma velocidad con la que se presenta esta amenaza.

“El clima ha cambiado. La crisis está aquí.  No es algo lejano. Está matando a los trabajadores y a los niños. Está matando a la gente y seguirá causando muertes. Aun así, no estamos protegiendo a los más vulnerables; ahora más que nunca se necesitan las normas de seguridad", afirmó Amy Liebman, MPA, directora de la División de trabajadores, medio ambiente y cambio climático de la Red de Proveedores de Servicios de Salud para Migrantes.

En medio de un calor sin precedentes, algunos estados están reduciendo las protecciones. En Texas, el gobernador Greg Abbott firmó recientemente un proyecto de ley que suspendería las protecciones contra el calor de los trabajadores aprobadas por las distintas ciudades, exigiendo a éstas que abandonen sus normas, ya que no están alineadas con las regulaciones de todo Texas. En el caso de las enfermedades relacionadas con el calor, Texas no tiene regulaciones; según la nueva ley, las ciudades no deben tener regulaciones relativas a la insolación. Algunos estados, sin embargo, han adoptado una posición diferente..

“Aunque no existe una normativa federal para proteger a los trabajadores del calor, es alentador ver que los estados están llenando ese vacío con normas estatales sobre el calor", señaló Liebman. "¿Y adivinen qué?  Las economías y las empresas de estos estados no se han visto afectadas por ello."

Las normas sobre el calor exigen medidas básicas para proteger a los trabajadores. La norma de prevención de enfermedades por calor de California, por ejemplo, exige a los empresarios que proporcionen agua fresca cerca del lugar donde trabajan los empleados. Cuando las temperaturas superen los 80 grados, se les debe dar un lugar con sombra y, cuando las temperaturas alcanzan los 95 grados, los trabajadores agrícolas deben descansar 10 minutos cada dos horas para aprovechar la sombra y el agua. Una nueva norma propuesta protegerá también a los trabajadores que trabajen en ambientes cerrados sin aire acondicionado. 

"Pero no sólo necesitamos normas", añade Liebman. La Red de Proveedores de Servicios de Salud para Migrantes ofrece amplios recursos y entrenamientos para entrenadores de participación comunitaria que ayudan a garantizar que las comunidades estén preparadas para el calor. Que la comunidad abogue por la protección contra el calor y que se impartan estos entrenamientos es esencial, tanto en ausencia de las normas como cuando éstas están en vigor, para asegurarnos de que los trabajadores puedan reconocer los signos de la insolación, sepan cuidarse y aboguen por lugares de trabajo más seguros.    .

Además, a mayor escala, debemos abogar para que cese rápidamente la dependencia mundial de los combustibles fósiles. Con cada fracción de grado de calentamiento, aumenta el peligro para quienes trabajan al aire libre. Aunque estamos atrapados en un calentamiento de al menos 1,5 grados, aún se puede ver mayores niveles de calentamiento en el horizonte, a menos que la infraestructura de nuestro planeta cambie rápidamente. Aunque se trata de un esfuerzo grande y costoso, al final será lo que va a salvar más vidas y proteger nuestros productos y sistemas agrícolas de los daños causados por el calor extenso y duradero y probablemente también permita proteger a la economía de desastres y colapsos.

"Abordar la crisis climática es lo más importante que podemos hacer para proteger la salud de los trabajadores", concluyó Liebman. "A medida que la crisis climática continue con sus estragos, seguirán muriendo más trabajadores, a menos que hagamos algo."